Ser autobiográfico o autorreferencial es el lugar común en muchas de las prácticas artísticas contemporáneas, especialmente en el campo performático, y esto lo reafirma Abel Azcona con su muestra No deseado, nombre que él mismo le ha dado.
La historia de Azcona es opuesta a la del recordado personaje bíblico, tan formal y amado tanto por sus padres como por Dios, aunque no tanto por su hermano Caín; el caso de este Abel es lo contrario, su madre nunca lo deseó, era una mujer dedicada a la prostitución, las drogas y su padre era un total desconocido. Cuando cualquier ser es concebido en estas condiciones, lo primero que lo marca es precisamente la falta de afecto; el afecto no solamente está relacionado con la parte del cariño, también está íntimamente ligado con el tacto, el contacto y la transmisión casi intangible de ese conocimiento que constituye la columna vertebral de la configuración de un ser.
Somos mamíferos y por tanto tenemos una estructura dependiente que nos condiciona y nos relaciona constantemente con el contacto físico que construye poco a poco todo nuestro sistema emocional; a diferencia de los ovíparos o de otras formas de reproducción, el mamífero permanece dentro del vientre materno y se alimenta de la misma sangre, siente los latidos del corazón, la respiración y vibra con los cambios emocionales de su progenitora.
En su exposición, Abel Azcona aborda la situación del abandono, la ruptura física y emocional, la disolución de los lazos intrínsecos que tenemos todos los seres humanos y por tanto de sus consecuencias en el comportamiento, la visión, la actitud y la configuración de cualquier persona.
Al resaltar el abandono como una manifestación específica del individualismo propio de una sociedad totalmente materializada y anquilosada en la satisfacción personal, nos hace abrir los ojos y reflexionar sobre qué tan válido es en el siglo XXI hablar del deseo, ese deseo condicionado por todo el bombardeo mediático que lo único que resalta es la satisfacción única y personal, rompiendo con todos los vínculos y todas las múltiples ramificaciones que se generan a partir de lo emocional y que sí constituirían la verdadera satisfacción de un deseo que supera los niveles fisiológicos.
Abel Azcona visitó el Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá en febrero de 2013 donde realizó “dialogos en acción”, uno de sus invitados fue el maestro Dioscórides Peréz, con quien hizo un ritual de limpieza en la plaza de banderas y luego de ser cubierto con tierras, óxido de hierro, colores minerales, envuelto en mantas y soplado con humo de hierbas limpiadoras, recibió un baño en la azotea del museo.
En el pasado mes de septiembre dictó dos seminarios sobre teoría y práctica del performance art en el MAC.
Para nosotros es muy satisfactorio tener de nuevo a Abel Azcona en las salas de nuestro museo, sus fotografías, sus acciones, sus propuestas y sus denuncias, por supuesto, siempre son polémicos; no dan lugar a la neutralidad, implican aceptación, reflexión o simplemente el rechazo y la negación.
Esta ha sido su vida, este ha sido su transgredir en el campo del arte siempre: denunciar y evidenciar con su cuerpo, actitud y convicciones, la desilusión y el abandono que produce la sociedad contemporánea.
Gustavo A. Ortiz
Director MAC
Hola!
interesante entrada.
Te invito a leer esta entrada de mi blog en la noche de hoy: http://zalman5k.wordpress.com/2014/10/23/9-cosas-que-debes-entender-para-ser-feliz/
Gracias por tu tiempo y feliz noche!
Zalman